Mick Rock (1948–2021) fue un artista apasionado que supo capturar el espíritu de una era. Conocido como “el hombre que fotografió los años 70”, inmortalizó con su cámara a las superestrellas del rock en momentos irrepetibles. Desde sus primeros retratos de David Bowie como Ziggy Stardust hasta las portadas más icónicas del género, Rock combinó instinto, energía y una estética inconfundible. Esta es la historia de su vida y legado, contada con la admiración de un fanático de la fotografía.
Biografía completa
Michael Edward Chester Smith nació en 1948 en Hammersmith (Londres). Hijo de Joan y David Rock, creció en un ambiente modesto y muy pronto demostró una mente curiosa. Ganó una beca para estudiar idiomas medievales y modernos en el Cambridge de finales de los años 60, donde por primera vez tomó una cámara Pentax barata y empezó a experimentar con la fotografía. Durante su época universitaria conoció al excéntrico Syd Barrett (ex-Pink Floyd) y lo retrató para la portada de The Madcap Laughs (1970). Sin buscarlo, se fue forjando como el cronista visual de la escena musical emergente.
En marzo de 1972, mientras trabajaba en la revista Rolling Stone, Rock asistió a un concierto de David Bowie en Birmingham y entabló amistad inmediata con el cantante justo cuando nacía su personaje Ziggy Stardust. Pronto se convirtió en el fotógrafo personal de Bowie: documentó la gira Ziggy Stardust de ese año, tomó la célebre foto de Bowie y Mick Ronson almorzando en un tren, e incluso la polémica imagen “fellatio” sobre el escenario en Oxford. Sus fotos ayudaron a definir la imagen de Bowie durante su etapa más creativa, ganándose así el sobrenombre con que sería conocido: “The Man Who Shot the 70s” (el hombre que fotografió los 70).
Mick Rock siguió de cerca la evolución del rock: retrató en el estudio a Lou Reed y produjo las portadas de álbumes memorables (Transformer de Reed en 1972); capturó a Iggy Pop encendido para la portada de Raw Power (1973); y en 1974 registró la legendaria imagen de Queen de frente con los cuatro miembros (inspirada en Marlene Dietrich) para Queen II. En 1977 se mudó definitivamente a Nueva York tras una gira con Bowie. Allí documentó la escena punk y post-punk: fotografió a The Ramones, a Blondie (Debbie Harry), a Patti Smith y, en 1981, al guapísimo Mötley Crüe en un baño de burbujas. También dirigió videoclips famosos de Bowie como Space Oddity y Jean Genie. A lo largo de su carrera sumó cientos de imágenes de estrellas variadas (Lady Gaga, Daft Punk, Alicia Keys, Kate Moss, etc.).
Mick Rock falleció el 18 de noviembre de 2021 en Staten Island (EE. UU.) a los 72 años. Sus amigos y familiares lo recordaron como “más que el hombre que fotografió los 70… un poeta fotográfico, una fuerza de la naturaleza” que vivió haciendo lo que amaba. Su legado, sin duda, sigue vivo en cada retrato legendario que nos dejó.
Estilo fotográfico
El estilo de Mick Rock combina audacia y sensibilidad. Él mismo afirmaba que más que técnica lo esencial era capturar la energía y el aura del sujeto. Nunca buscó fórmulas rígidas: solía decir que no tenía “un estilo particular, sino una actitud rock & roll”. Su cámara siempre estaba lista para atrapar el momento espontáneo y cargado de pasión. Por ejemplo, gustaba de fotografiar en blanco y negro para acentuar el dramatismo, o usar luces de neón y colores saturados para subrayar el glamour desbordante de la época.
El propio Rock contaba que en los primeros años tomaba fotos coloridas muy granulosas por necesidad (push del revelado), lo que terminó dando a sus retratos un toque pictórico casi psicodélico que muchos recuerdan con admiración. En sus palabras: “solo voy tras de ese [instinto y energía]; no quiero tu alma, quiero tu maldita aura.”. Esa obsesión por el “aura” se nota en cómo resaltaba la personalidad única de cada artista: buscaba que el espectador sintiera el carácter de Bowie, la rebeldía de Iggy o el enigma de Syd sin más explicación. En cada toma, Rock jugaba con la composición y las sombras para llenar la fotografía de fuerza visual. Su mantra era “estar justo ahí, en el momento cumbre”, y así lograba retratos llenos de intensidad y vida.
Obras icónicas
Mick Rock firmó algunas de las imágenes más emblemáticas del rock. Con David Bowie capturó escenas inolvidables de la era Ziggy Stardust. Por ejemplo, su retrato de Bowie tocando la guitarra con un parche en el ojo en un concierto de 1974 (parte del programa TopPop) es una de las fotos más conocidas de la historia del rock británico. También inmortalizó la famosa portada de “Transformer” (1972) con Lou Reed posando con una pistola, una imagen tan atrevida que parece salida de una película de Tarantino.
Otro retrato memorable es el de Lou Reed con el revólver en la portada de Transformer (colección personal de Mick Rock). Al mismo tiempo, la portada de Raw Power de Iggy and the Stooges (1973), con un Iggy bañado en aceite y muecas salvajes, fue tomada por Rock y es considerada un clásico punk. Queen revisita su icónica portada de Queen II en el video de “Bohemian Rhapsody” (1975) —un homenaje a la foto original en blanco y negro de Rock.
Entre sus trabajos más representativos también se cuentan las fotos de Syd Barrett para The Madcap Laughs (1970), el retrato de Joan Jett con su guitarra para I Love Rock ‘n’ Roll (1981) y el álbum End of the Century de los Ramones (1980). Además, fue el fotógrafo oficial de películas musicales de culto como The Rocky Horror Picture Show, Hedwig and the Angry Inch y Shortbus. Cada una de estas imágenes no solo define al artista retratado, sino que forma parte de la mitología visual del rock. Como señaló The Guardian, algunas de sus fotos son “de las mejores recordadas” del estilo Ziggy o de la fase glam de Queen.
Colaboraciones relevantes
Mick Rock trabajó de cerca con muchas leyendas musicales. Su relación más estrecha fue sin duda con David Bowie; de hecho, dirigió varios de sus primeros videos (por ejemplo Space Oddity, Jean Genie y John, I’m Only Dancing). También fotografió habitualmente a Lou Reed –además de las portadas, pasó muchas sesiones de estudio con él– e inmortalizó la carrera solista de Reed tras Transformer. Con Iggy Pop fue similar: acompañó a Iggy en su transición punk hasta Raw Power. Queen confió en Rock para dos de sus primeros álbumes (lo que los integró aún más en la onda glam rock de principios de los 70).
Pero no se quedó en esa época: cuando se mudó a Nueva York, colaboró con artistas del punk y pop posteriores. Disparó a grupos como The Ramones y Blondie y a la cantante Debbie Harry en plena crisis punk neoyorquina. En los 80 y 90 siguió retratando a estrellas del pop y rock alternativo: de Janelle Monáe a Metallica, de Lady Gaga a The Killers. Su legado incluyó colaboraciones artísticas también en el mundo del arte visual: por ejemplo, estuvo a cargo de compilaciones fotográficas (como los libros Moonage Daydream con Bowie o Classic Queen). En entrevistas narró cómo Bowie y Lou Reed llegaron a apoyarlo en lo personal. En una ocasión contó que cuando fue operado del corazón, las primeras flores que lo visitaron en el hospital ¡eran de Bowie y Reed!, reflejo de la amistad profunda que compartían más allá de la sesión fotográfica.
Impacto cultural y legado
Mick Rock dejó una huella imborrable en la cultura visual del rock. Sus imágenes no solo son fotografías; son íconos con vida propia. Como sintetizó VICE, sus fotos “han capturado y definido la música durante los últimos cuarenta años”. Cualquier fan del rock o de Bowie, Reed o la era punk ha visto sin saberlo su trabajo: portadas de álbumes, pósters y clips de video se embanderaron con su firma creativa. Gracias a él, el mundo asocia los años 70 con colores psicodélicos, miradas intensas y un estilo glam inconfundible.
En los últimos años de su carrera se revalorizó su obra. Se proyectó el documental «SHOT!: The Psycho-Spiritual Mantra of Rock», que repasa su trayectoria (desde el glam hasta sus luchas personales con la salud). También organizó exposiciones de sus fotos, como “Queen: Los orígenes de una leyenda” en Ciudad de México (2018) y otra de material de Bowie. Su familia lo celebró como un visionario: le llamaron “poeta fotográfico” y destacaron que vivió “haciendo exactamente lo que amaba”.
Hoy los fotógrafos de música lo señalan como inspiración: su audacia compositiva y la forma de entrar en el mundo de sus ídolos marcaron pauta en cómo retratar artistas. En definitiva, el legado de Mick Rock es un archivo de rock & roll tan vital como sus protagonistas. Cada vez que vemos una portada clásica de Bowie, Iggy o Queen, o una foto vibrante de un concierto, estamos viendo el mundo a través de la lente de Mick Rock. ¡Un espíritu rebelde que nos invita a explorar más allá de la imagen y a sentir el instante capturado!
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